Nuestra mente es muy poderosa, el subconsciente nos domina, a veces nos hace ver una realidad que en verdad no es tan real como creemos. Nuestros pensamientos dirigen nuestras vidas, y si estamos influenciados por ideas o creencias equivocadas o perjudiciales, haremos que nuestra vida no sea como nos gustaría, y tendremos sentimientos desagradables que en realidad no tendríamos por qué tener.
Lo que creemos o pensamos, sin darnos cuenta, lo proyectamos, los demás lo perciben, y así es como nos tratarán. Si por un momento nos diéramos cuenta de lo poderosos que somos, podríamos dar un giro de 180º a nuestro mundo, y eso es lo que quiero transmitir hoy. Nosotros mismos somos los que decidimos como queremos que nos traten, si queremos que nos respeten o no, o por el contrario, provocamos que nos marginen, que se rían de nosotros, nos desprecien.... Pensarás a lo mejor que estoy mal de la cabeza, pero creo al 100% en lo que digo, y voy a intentar expresarme lo mejor posible para que me entiendas.
Siento que cada vez que voy al trabajo, al instituto, a una reunión familiar o de amigos, etc., me hacen el vacío, nadie tiene en cuenta lo que digo, si me decido a hablar, enseguida pisotean mi opinión y me siento ridículo, noto como se me da de lado y sin darme cuenta acabo siempre en una esquina, apartado del resto, sintiéndome inferior y marginado y deseando que acabe ese momento para irme a casa. Esto es algo que ocurre casi a diario y ya no sé que hacer para solucionarlo.
Ahora vamos a reflexionar: como esta situación ocurre constantemente, yo inconscientemente (es decir, sin querer), ya voy preparado para pasar el mal rato, y me anticipo a los acontecimientos. Con lo cual, al llegar al lugar donde voy a pasar el mal rato, desde el primer minuto ya noto como me miran por encima del hombro, y puede ser que sea cierto, si es así es porque yo lo he provocado al darme por vencido en algún momento que así ocurrió y ya decido inconscientemente que así iba a ser para siempre.
También puede ser que note que me están mirando por encima del hombro, pero... ¿y si resulta que me están mirando simplemente porque he llegado y estoy compartiendo el mismo espacio que ellos, sin más?...¿y si resulta que estoy tan alerta de recibir desprecios que los veo donde no los hay?
Estoy tan convencido de que nadie va a tener en cuenta lo que digo, que ya prácticamente no me molesto en hablar, y si lo hago es con la voz súper bajita y temblorosa, y encima me cortan la palabra Y ahora volvemos a reflexionar: ¿Cómo alguien va a valorar lo que digo, si no digo nada? ¿Cómo no me van a cortar la palabra si para poder oírme habría que subirme el volumen a tope? Deja a un lado tu inseguridad y recuerda que nadie es más que nadie.
También es cierto que hay muchas personas con mayor capacidad para relacionarse que otras, y que tienen la costumbre de hablar a gritos y pisando la palabra. Entonces volvemos a reflexionar: a mí no me gusta ser así, me gusta hablar en un tono suave y me molesta el barullo, ¿pero eso significa que tenga un problema? NO. Significa que es mi personalidad y punto, y lo que voy a hacer a partir de ahora es provocar las situaciones en las que yo me desenvuelvo mejor, como por ejemplo, en las distancias cortas, es decir, hablando con una o dos personas, en vez de con 10 a la vez. He intentado relacionarme en grupos grandes, no me gusta, no lo soporto, voy a aceptarme tal y como soy, voy a transformar lo que creía que era un defecto en una virtud, y a partir de ahora me voy a centrar en el tú a tú. Se van a sorprender de todo lo que tengo que decir y nadie hasta ahora me ha escuchado, puesto que tenía la idea equivocada que integrarme dentro de un grupo grande de gente es lo que se supone que está bien. Si doy la oportunidad de que uno por uno me conozcan, es otra manera de integrarme, y conseguiré que cuenten conmigo para lo que necesiten, y dejaré de ser el centro de las burlas.
A partir de ahora voy a ser consciente de que yo provoco con mis pensamientos todo lo que ocurre en mi vida, voy a dejar de adelantarme a los acontecimientos, voy a vivir el presente sin estar condicionado por creencias que se supone que son la correctas. Voy a ser consciente de mis limitaciones y voy a empezar a verlas como una prueba para fortalecerme. Pero sobre todo me voy a respetar a mí mismo, porque he comprobado que es la única manera de que me respeten. Voy a potenciar mis virtudes al máximo y voy a sacarles el mayor provecho. Voy a dejar de intentar de buscar la aceptación de los demás, porque siempre ocurrirá algo que me hará entender que no la tengo, no le puedo gustar a todo el mundo, igual que los hay que a mí no me gustan.
Me quiero, me amo y me respeto.
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